viernes, 3 de agosto de 2012

Aullando a la lluna

 Moreno, con barba de más de tres días, de mediana estatura y con una mirada un tanto interesante. Lleno de sueños vacíos y con una enorme ilusión por cumplirlos, como otro chico cualquiera, como otro chico del montón, de los que te llama la atención pero sin darle mayor importancia pues es de esos que pasan por tu vida y se esfuman con el paso del tiempo. No sé que hizo que cambiara de opinión, tal vez fue su voz de vacile rodeada con un aura de de deseo, de esperanza, de ganas de demostrar que las primeras impresiones nunca son ciertas. Deseaba dejarse llevar por sus emociones e instintos, no pensar en nada más, tan solo en él mismo, como hace cualquier lobo mientras aúlla cuando la luna llena está. Con ganas de seguir a pesar de no poder caminar. Con odiosos insultos para hacerte rabiar. Con una sonrisa que repartir aunque no hubiera motivos para reír.
 Supongo que fue eso lo que me cautivó, lo que hizo que siguiera ese lazo de unión donde las discusiones, las tonterías y sobre todo la distancia no eran ningún impedimento para volverse a ver.
Pequeño y rebelde lobo,
no olvides que cuando me necesites
allí arriba estaré.




















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