miércoles, 22 de agosto de 2012

Muy ellos

Dos desconocidos que se conocían muy bien, parecía que no necesitaban nada más que necesitarse el uno al otro. Muy orgullosos y muy cabezones pero siempre muy ellos. Solían pasar horas juntos pero sin estar nunca cerca, querían verse aunque pocas veces lo conseguían. Llenos de manías y de complejos, pero siempre muy ellos.
Madrugadas juntos, conversaciones infinitas, puestos que subir y regalos que planear.
Se buscaban las sonrisas a todas horas como si de cosquillas se tratara aunque ellos lo veían más como un desafío, como si fueran tesoros que buscar escondidos en la arena.
Tal vez no sabían lo suficiente del otro como para ser amigos de verdad, pero cuando por primera vez se hablaron la magia surgió y ellos se dieron cuenta de que lo suyo no sería normal, lo suyo no iba a tratarse de una simple amistad.
No les iban las cosas normales, buscaban retos que conseguir, sueños que atrapar, habladurías de las que pasar y muchas cosas para pensar.
No se conocían ni a ellos mismos, no sabían que buscaban el uno en el otro pero sabían que se necesitaban, necesitaban hablarse, verse o tan solo entenderse porque ellos siempre eran muy ellos pues lo suyo no era normal, lo suyo era realmente especial.



Tu chica de los churros siempre estará dispuesta
para alegrarte el día

martes, 7 de agosto de 2012

Borderías múltiples

Como la arena, la arena mojada al amanecer, así era su pelo y es por eso que me trajo recuerdos del ayer.
Hace tiempo que no encontraba nada que me hiciera recapacitar, pensar, reflexionar o simplemente creer.  Me enseñó a soñar con volar a pesar de no conseguirlo, que si me apetece tirarme en paracaídas, debo hacerlo, a olvidar todo lo que me rodea cuando suena la canción. Aunque también me enseñó a pensar en las consecuencias de todas mis acciones, a creer que hay vidas detrás de la tuya, que en cualquier momento toda tu vida se puede desmoronar con tan sólo un soplo de aire fresco. Y fue él, él quien me hizo darme cuenta  también de que debía pensar en mí, tal vez era porque, a pesar de que no nos diésemos cuenta, nuestras vidas se parecían demasiado. Y fue su pelo y las estrellas de aquella noche que nos llamaban, que mientras sentados en unos columpios, empezamos a conocernos. Bona nit.


Le he dado la vuelta al mundo en menos de un segundo 
He cruzado 100 laberintos y nunca me confundo

viernes, 3 de agosto de 2012

Aullando a la lluna

 Moreno, con barba de más de tres días, de mediana estatura y con una mirada un tanto interesante. Lleno de sueños vacíos y con una enorme ilusión por cumplirlos, como otro chico cualquiera, como otro chico del montón, de los que te llama la atención pero sin darle mayor importancia pues es de esos que pasan por tu vida y se esfuman con el paso del tiempo. No sé que hizo que cambiara de opinión, tal vez fue su voz de vacile rodeada con un aura de de deseo, de esperanza, de ganas de demostrar que las primeras impresiones nunca son ciertas. Deseaba dejarse llevar por sus emociones e instintos, no pensar en nada más, tan solo en él mismo, como hace cualquier lobo mientras aúlla cuando la luna llena está. Con ganas de seguir a pesar de no poder caminar. Con odiosos insultos para hacerte rabiar. Con una sonrisa que repartir aunque no hubiera motivos para reír.
 Supongo que fue eso lo que me cautivó, lo que hizo que siguiera ese lazo de unión donde las discusiones, las tonterías y sobre todo la distancia no eran ningún impedimento para volverse a ver.
Pequeño y rebelde lobo,
no olvides que cuando me necesites
allí arriba estaré.